India: Un planeta de encuentros y des-encuentros

martes, 9 de mayo de 2017

India: Un planeta de encuentros y des-encuentros



“Quien regresa de un viaje no es la misma persona que partió”

Proverbio chino

De la India se ha escrito mucho, basta con escribir esta palabra en Google y aparecen 2.570.000.000 de registros en menos de 1,14 segundos. Es por ello que este post no pretende hacer un análisis de lo que es la India ni trata de explicar nada, solo pretende compartir algunas de las experiencias vividas durante un mes en este planeta y lo llamo planeta porque coincido con Alfredo Rey porque aunque no he viajado mucho no sé si se encuentre algo parecido en esta tierra.

El viaje a la India fue planeado con un año de anterioridad con  Marlio Sierra y Andrés Muñoz, dos compadres que como yo les gusta perderse durante algún tiempo a conocer nuevas culturas. Y es que ir a la India es todo un viaje para perderse de lo que habitualmente conocemos, en India la lógica supera cualquier prejuicio y sus ciudades caóticas funcionan en un relativo orden.

Para llegar a la India desde Colombia se tienen varios caminos, por Estados Unidos, Europa, en fin, varios. Sin embargo creo que nosotros tomamos el más largo (31 horas con escalas), tan largo que creo se alcanza a borrar la rayita del jopo de tanto estar sentado. Salimos de Bogotá a Sao Paulo, allí hicimos una escala de dos hora para tomar camino a Lome capital de Togo en Africa, en Lome a tanquear, limpiar baños, cargar más comida y de nuevo al aire rumbo a Addis Ababa capital de Etiopia. En Etiopia a bajar del avión estirar piernas y respirar aire puro (bueno no tan puro, olía mucho a cigarrillo en el aeropuerto) para esperar un nuevo avión que nos llevara por fin a Delhi.

Ya en Delhi después de unas largas horas de charlas, lecturas, películas, sueños y un poco de desespero tocamos tierra en el impresionante aeropuerto Indira Gandhi el cual se convertiría en el primer choque cultural porque cuando sales del aeropuerto te encuentras con la verdadera India. Con maleta en mano (estamos nerviosos que sobreviviera a tantas conexiones) tomamos rumbo al hotel a darnos una ducha y empezar a explorar este nuevo planeta llamado India.

Nuestra primera experiencia fue brutal, llegamos a Chandni Chowk uno de los mayores mercados de India; atiborrado de bazares, motos, carros, bicicletas, vacas, gritos, olores, pitos y cuanto caos se imagine estaba presente en este lugar, era una verdadera prueba a todos nuestros sentidos, en fin era el preámbulo de lo que íbamos a encontrar en este viaje.


 Mercado de Chandni Chowk -Delhi

Superada la prueba del Chandni Chowk nos fuimos a descansar para emprender la ruta que nos habíamos trazados desde Colombia. Sin embargo en India cuando te vienes de mochilero los planes no siempre funcionan como los habías pensado y aunque habíamos armado la ruta, los días que pasaríamos en cada ciudad, los monumentos a visitar, los hoteles donde nos íbamos a quedar, no habíamos podido conseguir los ticket de los trenes por lo complicado que es, tan es así que en el primer hotel había una breve historia que decía algo como:

“Un extranjero había trabajado mucho para viajar durante 10 meses por la India pero sus planes cambiaron porque cuando llegó demoró 8 meses para conseguir un boleto de tren”

Y algo parecido nos pasó, fue imposible conseguir boleto de tren a nuestra próxima ciudad de destino por lo que nos tocó omitir la ruta prevista, cancelar reservas de hotel y reencuadrar el viaje. Primera lección, en India hay que vivir en la armonía de las circunstancias y dejar que la vida muestre el camino porque lo que pasará así tenía que pasar.

Corregido el “pequeño” impase emprendimos por la nueva ruta trazada que los llevaría por ciudades como Delhi, Jaipur, Udaipur, Daipur, Pushkar, Amer, Agra, Varanasi y Gorakhpur todas ciudades llenas de contrastes, magia, perturbadoras, caóticas, alucinantes, olorosas, religiosas, de muchos rituales, muy calurosas (La temperatura no bajó de los 40 grados) pero ante todo de encuentros espirituales.


 Aguatero en Daipur

De cada ciudad hay mucho que contar y aunque vamos a organizar una tertulia con los compañeros de viaje para contar detalles de cada ciudad, la constante de cada unos de los sitios visitados o mejor lo que más me llamó la atención fue entre otros muchos aspectos; la comida picante (cada plato era un viaje dentro del mismo viaje),  calles con algún parecido a un zoológico, llenas de vacas, micos, elefantes, camellos, perros, ratas, etc, templos y más templos, caos, pitos, los limpiadores de oídos, las barberías en vía pública, el sistema de castas, las personas que arreglaban chancletas ya a punto de irse para la basura, las cremaciones en el rio Ganges, el rol de la mujer especialmente en trabajos como la construcción, la poca o casi nula importancia que se le da a lo material, el concepto de abundancia, los rituales, las vacas sagradas (pero no como las de Colombia), el dominio del ingles en vendedores ambulantes, la muerte, la reencarnación (en India, las personas no mueren, solamente abandonan sus cuerpos), la paciencia, el concepto de felicidad, los aguateros, las personas manejando sin espejos, la calidez de su gente, en fin los aburriría si les contara todo.


Gente bella en Delhi

En conclusión, el viaje a la India fue un viaje de encuentros y muchos des-encuentros, reconociendo lugares en donde la lógica sigue su propio camino (y no el que tu consideras) y en donde impera un relativo orden pero con unos parámetros muy diferentes a lo que uno piensa. La India es un lugar que resetea tu cerebro y te des-coloca de tu cotidianidad, en donde uno aprecia las cosas pequeñas que tiene la vida, rescata el valor de sorprenderse, se reflexiona sobre lo poco que se necesita para vivir y lo pendejos que somos cuando nos preocupamos por los bienes materiales, en donde se valora la importancia de ir livianos por la vida y lo importante que es salir de nuestra zona de confort.

La India es sin duda otro planeta que para visitarlo se requiere despojarnos de cuanto prejuicio tengamos manteniendo la mente totalmente abierta para tolerar olores, sabores, ruidos y todo aquello que como occidentales en muchas ocasiones maldecimos.

Los dejos con algunas imágenes de este perturbador pero maravilloso viaje por la India. Ver fotos

PTDA: También hicimos una fugaz visita por Nepal, pero será en otro post en donde les cuente mis impresiones.




8 comentarios :

  1. Super Nelson. Muchas Felicitaciones. 😉👍

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  2. Me gustó la lectura Nelson e hiciste que en un momento me transportara a esos sitios. Interesante. Felicitaciones

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    1. Muchas gracias Marlen, fue una experiencia maravillosa

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  3. Super conocer algo mas, aprender a través de tu experiencia, que chevere que lo compartes, Felicitaciones, un abrazo caleño ve.

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    1. Muchas gracias Mafe, espero estar pronto en Cali para saludarte. Un abrazo!!!

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  4. Gracias Nelcito por compatir. Que rico un encuentro para conocer mas en detalle esta maravillosa experiencia. Abrazos!!

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    1. Gracias mi Mafe querida, claro que si tenemos que cuadrar un encuentro para compartir esta experiencia. Un abrazo!!!

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