viernes, 9 de octubre de 2020

Por qué necesitamos una presencia digital


 



Dicen los expertos que el Covid-19 ha acelerado la digitalización al menos 5 años y que hoy en día es casi imprescindible vivir sin las tecnologías digitales, este nuevo panorama ha dado un giro de 360 grados redefiniendo la forma que las empresas, los negocios o emprendimientos personales se relaciona con sus posibles clientes.

Debido a este nuevo contexto marcado por las tecnologías digitales, la relación cliente-negocio cambia drásticamente, les propongo este ejemplo.

Imagine que Usted es un mago y ha pasado mucho tiempo creando y preparando el mejor de los trucos pero no tiene público para presentarlo, de poco servirá ese truco. Lo mismo pasa hoy en día, si tenemos el mejor producto u ofrecemos el mejor servicio pero no tenemos una presencia digital para darlo a conocer.

Por esto, cada día se hace necesario contar con una presencial digital, entendida esta como la huella que tiene tu producto o servicio en internet. 

Si quieres saber como empezar o fortalecer tu presencia digital te invito a escuchar este breve podcast que encuentras dando clic aquí. Una vez escuches el podcast pregúntate. Cómo está mi presencia digital?



lunes, 8 de junio de 2020

Repensar la educación en tiempos de incertidumbre





Justo cuando teníamos todas las respuestas llegó el Covid y nos cambió las preguntas. Así podríamos resumir lo que le está pasando a la educación, cuando creía que todo lo tenía bajo control llegó un virus y develó los vacíos y debilidades por las que atraviesa este sistema que tenemos ya hace más de 200 años.

Por esta y otras más razones hemos asumido junto con la Fundación Fidatec el reto de organizar un congreso virtual que busque la reflexión y el dialogo frente a las nuevas formas de enseñanza y aprendizaje. 

Síganos a través de nuestras redes sociales (Fidactec y Okku) pronto compartiremos más información!!!



 
 

jueves, 14 de noviembre de 2019

Razones para no marchar (y marchar) el #21N





El debate está caliente por estos días en torno a la marcha convocada por muchos sectores el próximo 21 de noviembre en Colombia. Argumentos de todos lados y de todos los calibres viene y van, solo basta con entrar por un momento a las Redes Sociales para ver como está caldeado el ambiente.

Ahora bien, quienes tienen razón, los promotores del paro o aquellos que lo atacan? Seguramente cada quien defiende aquello en lo que cree o al menos eso que le da seguridad. Sin embargo, luego de escuchar familiares, amigos, vecinos, compañeros del trabajo y hasta desconocidos decidí agrupar a las personas que no marcharán y exponer a mi entender algunas de sus razones de no marchar. A continuación expongo estos grupos y las posibles razones.

Los que están comiendo del Estado (Y nos es “pecado”, todos necesitamos comer): En este grupo podemos encontrar grandes empresas, pymes (con negocios o contratos con el Estado) funcionarios públicos (no sindicalizados), contratistas por prestación de servicio (que están pendiente de la renovación), entre otros. Muchos aunque puedan estar de acuerdo con las razones de la marcha no saldrán, me lo han dicho "no quiero patear la lonchera" y con lo difícil que está el trabajo ni modos, mejor calladito para seguir teniendo con qué pagar la cuota del apartamento, el carro, la tarjeta de crédito y uno que otro lujito. 

Los “importaculistas”: Son esas personas que todo les vale huevo, que no creen en los cambios sociales o piensan que las marchas no sirven para nada (nada más erroneo, o si no miren lo que pasó en Chile, lograron un pacto para cambiar la constitución que existe desde 1980 desde la dictadura de Pinochet o Ecuador que lograron reversar el decreto que incrementaba el precio del combustible). Ellos no marchan y por lo general maldicen por el caos en la movilidad y otros problemas que genera las marchas.

Los aduladores: También conocidos como los sobachaquetas, son aquellos que aplauden todo lo que hace el Gobierno (Aunque algunas cosas ellos mismos crean que son nefastas), no le ven ninguna crítica y consideran que vamos por buen camino y que nos proyectamos a convertirnos en la Suiza Latinoamericana. Muchos de estos creen firmemente que los males de Colombia es por culpa de la izquierda así nunca haya estado en el poder.

Los arrenpentidos:  Son aquellos que ayudaron a elegir el Gobierno actual, están defraudados pero no se atreven a marchar ni a expresar su opinión por temor a ser objeto de burlas por parte de su entorno social. Están en una encrucijada y hasta dicen "hasta tenía razón cierto candidato con su slogan: #MejorVargasLleras"

Las avestruces: Lo componen aquellos que a pesar de creer que la situación no anda bien, no se involucran, les importa su micro-mundo, si su entono directo no se ve afectado (familia, trabajo, grupos social) por qué me voy a preocupar. Viven como si nada les afectará, se quejan de boca pero no ahí no pasan.   

Seguramente habrán más grupos y más razones pero al menos éstas son las que he percibido. Ahora bien, si Usted considera que el país no va por buen camino, que no es justo que mientras a las grandes empresas le reducen los impuestos y a Usted se los aumentan, que no quiere que siga la política de guerra, que se sigan haciendo “jugadistas” y no pase nada, que se proteja el medio ambiente (cero fracking, eliminación de cuotas de pesca de tiburones, minería irresponsable), que merecemos una mejor educación para los jóvenes, mejores oportunidades laborales, un mejor sistema de salud, en fin una mayor equidad, salga y eleve su voz de protesta, eso si prepárese para que lo tilden de: Comunista, desestabilizador, mamerto, polarizador, inquierdozo, guerrillero, petrista, castrochavista, pagado por lo foro de Sao Paulo, anarquista, etc, etc, etc.

Ahora bien, si estos calificativos le tiene sin cuidado salga y exprese su inconformidad, eso si, sin romper, alterar ni dañar ningún bien público ni privado, tampoco sin agredir a nadie. El solo hecho de inundar las calles manifestando su inconformidad será un mensaje contundente al Gobierno para que tomé medidas, reoriente la agenda y responda con las necesidades que reclama el pueblo.

Por último habrán muchos que dirán que las marchas no sirven para nada. Nada más falso o si no miren como en Francia el Presidente tuvo que echar marcha atrás al incremento del diésel, en Ecuador el Presidente derogó el decreto que eliminaba el subsidio a los combustibles y en Chile obligaron al Presidente a convocar una nueva constitución y podría seguir mencionando casos, lo cierto fue que ya se logró una gran conquista y fue parar (así no lo reconozcan) las leyes que tenía lista el Gobierno y les quedará más difícil que éstas pasen de agache porque tiene unos ciudadanos que están despertando.

¿Cree que exagero o son validas para razones para manifestar la inconformidad social?


sábado, 7 de septiembre de 2019

¿Qué hacer si tu hij@ quiere ser YouTuber?




Desde hace algún tiempo vengo trabajando con mi hija de 10 años el tema de medios digitales. Cuando llegamos a YouTube le sonó la idea de crear un canal para compartir experiencias de su diario vivir. Sin pensarlo, Salomé creo su canal y subió el mensaje de bienvenida a la comunidad, en el promete hablar de matemáticas, arte, cocina, ciencias, entre otros.

Si bien tengo mis reparos con los Youtubers, (muchos sólo comparten banalidades) considero que esta puede ser una bonita oportunidad para canalizar algunas fortalezas como liderazgo, empoderamiento, empatía, etc y también trabajar competencias comunicativas, investigativas, digitales y por supuesto aprovechar el medio para afianzar conceptos propios de su proceso de aprendizaje.

Así mismo, creo que esta experiencia me puede permitir abordar con ella aspectos como la frustración, ansiedad y por supuesto el bullying, ciberacoso y otras pandemias de esta cultura digital en que estamos inmersos.

Aquí les dejo su canal con su mensaje de bienvenida y ya le estaré contando como avanza este experimento digital.




martes, 26 de marzo de 2019

Los 8 males del profesor universitario



                                                        Foto: Nik Shuliahin

Por: Héctor G. Barnés 

Hasta hace relativamente poco, la de profesor universitario era una ocupación privilegiada. No sólo gozaba de una buena reputación entre todos los estamentos de la sociedad, sino que esta se correspondía con una gran influencia social y una remuneración acorde con el puesto. John Edward Masefield, poeta inglés, escribió que “hay pocas cosas terrenas más hermosas que la universidad: un lugar donde los que odian la ignorancia pueden luchar por el conocimiento, y donde quienes perciben la verdad pueden luchar para que otros la vean”. 
Se desprecia el valor del conocimiento por la eficiencia
No obstante, y de manera paralela al crecimiento de la población universitaria durante la segunda mitad del siglo XX, el profesor universitario parece estar sometido a más estresantes que nunca. No sólo ha perdido su categoría social, sino que también ha visto cómo su sueldo ha disminuido de manera inversamente proporcional al del estrés que ha de afrontar. Todo ello formando parte de una institución cuyas estructuras apenas han evolucionado en siglos.
“El trabajo del profesor universitario es uno de los más tóxicos”, recuerda con contundencia el psicólogo y profesor de Recursos Humanos de la Universidad de Alcalá Iñaki Piñuel. “Se valora poco porque se cree que el trabajo del sector educativo es de guante blanco, pero contrariamente a ello, el entorno del profesor universitario produce niveles de estrés superior a otros y quiebra la capacidad laboral de muchos profesores a una edad más temprana”.
Hace ya una década que un estudio de la Universidad de Murcia puso de manifiesto que el 83,6% del profesorado sufría de estrés crónico, y aunque su autor, el profesor ya retirado de Psicopatología de la Universidad de Murcia José Buendía reconoce que “los datos son perecederos”, la situación parece haber empeorado tras la implantación del Plan Bolonia. Es una situación que se repite en otros países vecinos, como el Reino Unido, donde recientemente una investigación publicada por el UCU (Universitary and College Union) ponía de manifiesto que las enfermedades mentales habían aumentado sensiblemente entre la población académica.
El estudio sintetizaba algunos de los principales escollos para la felicidad del profesor, entre los que se encuentran el constante escrutinio externo, la imposibilidad de conciliar la vida personal con la laboral y la necesidad de proporcionar constantemente resultados positivos. Como recuerda la profesora titular de sociología de la Universidad de La Coruña Rosa Caramés, “se desprecia el valor del conocimiento por la eficiencia”. Estos son los principales “jinetes del Apocalipsis” a los que tiene que enfrentarse el profesor contemporáneo.
1. Es una institución del siglo XXI que sigue funcionando de manera medieval
Quizá la comparación más reveladora para definir la universidad sea la que utiliza Piñuel: las universidades siguen reflejando con gran fidelidad las características de la sociedad feudal en la que nacieron. “El feudalismo genera sus cabecillas y sus súbditos, que están obligados a respetar ciertos códigos ajenos al siglo XXI, como cuando te dicen ‘no te presentes a esta plaza porque ya está adjudicada’ o ‘tú no puedes publicar en esta revista hasta que yo lo haga”, explica el autor de La dimisión interior (Ed. Pirámide).
Como dejó escrito el administrador de la Universidad de Harvard Henry Rosovsky en The University: an Owner’s Manual, “las universidades aman los rangos jerárquicos tanto o más que el ejército”. El psicólogo añade que, a diferencia de la educación primaria o secundaria, la universidad está formada por alumnos ya adultos, “que son gente más exigente”, y el profesor está obligado a actualizarse continuamente. Ello da lugar a factores de riesgo psicosocial como “la rivalidad, la competitividad, las camarillas de poder o las guerras intestinas”, frecuentes en el ámbito universitario y que minan poco a poco la resistencia del profesor.
2. El día que el profesor pasó a ser un burócrata
El Plan Bolonia ha traído consigo, entre muchas otras cosas, una burocratización de la enseñanza que ha provocado que los profesores pasen más tiempo rellenando formularios, pruebas y revisiones que dedicados a la preparación de sus clases y a sus proyectos de investigación. “Bolonia se ha implantado de manera desastrosa”, sintetiza Rosa Caramés. “Sólo se ha conseguido consumir el tiempo dedicado a la preparación de las clases y dedicar más tiempo a labores puramente administrativas”.
Piñuel se muestra de acuerdo: “Son un montón de horas de trabajo que sobrecargan a un profesor que ya está suficientemente sobrecargado de por sí. Para conseguir nada estamos incrementando una carga que no tiene mucho valor añadido. No por rellenar más papeles es mejor, al contrario, el tiempo disponible para preparar clases e investigar se emplea en reuniones y consignar papeles”. También disminuyen las horas de descanso y esparcimiento, vitales para el bienestar de cualquier trabajador.
Esta “maquinaria”, como la define el psicólogo, conlleva otro problema: el aumento de las pruebas sobre el control del profesorado. Algo que en principio tendría como objetivo garantizar la calidad de la enseñanza, se añade a las montañas de burocracia ya existentes y someten al profesor a un continuo escrutinio. “Es la paradoja tras la ilusión del control”, explica Piñuel. “Es un efecto de la centralización de las políticas de la UE que necesita sistemas de control. La idea de consignar papeles, documentos o comisiones da la sensación de que las cosas se están gestionando mejor. Es pura entelequia”.
Pablo, profesor durante quince años tanto en España como en Inglaterra, cree que ello ha provocado, no obstante, que haya un mayor control sobre el acceso a los puestos docentes. “Antes, cualquier catedrático o profesor con influencia podía enchufar a quien le diese la gana (te sorprendería saber en cuántos departamentos de la universidad pública hay padres e hijos o maridos y mujeres)”, explica. “Ahora, al menos, el enchufado ha de pasar un filtro, aunque sea un filtro de mínimos, no del todo exigente, discutible, etc.”
3. Acoso por arte de los alumnos... y por parte de los compañeros
Aunque el acoso por parte de los estudiantes no es tan frecuente como en la educación secundaria, los profesores también manifiestan ser víctimas de amenazas por parte de sus alumnos. El desprestigio reciente de la educación no ha ayudado precisamente: “En los últimos años ha entrado una corriente que desprestigia la labor del docente. En ocasiones parece haber un afán reduccionista, un tanto persecutorio, de la labor de las personas que se dedican a la docencia”, explica Rosa Caramés, que sugiere que muchas veces el profesor es acusado de una serie de cosas –“que no corrige bien, que tiene manía a los alumnos, que no sabe dar clase”– que tan sólo son ciertas en un número limitado de casos, pero que suele hacerse extensible a todo el cuerpo docente. 
La creciente competencia provoca que las zancadillas sean frecuentes
A este hay que añadirle el mobbing ocasionado por los propios compañeros: según el estudio anteriormente citado, realizado en la Universidad de Murcia en el año 2004, hasta el 44% del personal manifestaba sufrir acoso laboral. Algo que, como señaló en aquella ocasión el profesor José Buendía, “tiene como objetivo que se abandone el centro, puesto que al ser funcionarios, no se les puede despedir”. Piñuel añade que la creciente competencia provoca que las zancadillas sean frecuentes: “Quien no acata las reglas, se convierte en un chivo expiatorio y es perseguido”.
4. Hay que luchar mucho para ascender.
El del acceso a la docencia universitaria es un camino lleno de palos y piedras y, sobre todo, sacrificios obligados. Pasan años hasta que se pueda impartir clase, mucho más hasta que alguien se convierte en profesor titular y ya no digamos convertirse en catedrático. Abundan las horas extras, las asignaturas impartidas a cambio de nada o el “tráfico” de artículos que permite a algunos profesores seguir un año más aferrados a su puesto gracias a trabajos realizados por sus estudiantes.
“El motivo de conflicto más grande que puede haber en un departamento es casi siempre las plazas”, explica Pablo, que matiza que al no haber plazas nuevas durante los últimos años, los conflictos han desaparecido. “En el pasado, cuando no existía el método de las acreditaciones, las plazas las decidía el catedrático de turno, y siempre terminaba favoreciendo a sus preferidos, mientras que los otros se jodían y tenían que esperar años hasta conseguir sacar su plaza. Aún hoy se ven rencillas entre profesores que vivieron ese sistema y que se enfrentaron unos a otros por plazas”. 
Preparar bien una hora de clase puede llevarte entre ocho y diez horas
Algo que, no obstante, no siempre es percibido de forma necesariamente negativa, especialmente como una solución al piloto automático que provoca la falta de ilusión entre los docentes de mayor edadLuna Paredes goza de una beca FPU (Formación del Profesorado Universitario) e imparte clases de «Análisis y comentario de textos literarios» en la Universidad de Alcalá. “El hecho de que un becario imparta una asignatura completa me parecía a priori una irresponsabilidad”, explica. “Sin embargo, un becario también va a afrontar las clases con un entusiasmo que algunos profesores (no todos, no siempre) han perdido”.
El esfuerzo exigido a los primerizos, frente al de los funcionarios, “sólo puede traer cosas buenas”, señala, aunque “implica que las horas de preparación de una sola clase sean ingentes”. Como recuerda Pablo, que imparte ocho horas de clase a la semana, “preparar bien una hora de clase que impartes por primera vez puede llevarte entre ocho y diez horas”. “El becario debe hacerlo bien porque, en primer lugar, está inseguro y se esfuerza ante los alumnos y en segundo lugar, porque no quiere cagarla ante el director de tesis ni el departamento”, concluye Paredes.
5. Se cobra menos de lo que se piensa
El de los sueldos de los profesores universitarios es un tema complicado, en cuanto que estos varían sensiblemente dependiendo del centro, de la categoría del docente o de los diferentes incentivos autonómicos. Las categorías inferiores son las principales perjudicadas de un sistema que se complementa con los célebres quinquenios y sexenios –períodos dedicados a la investigación–, pero a los que no todo el mundo tiene acceso. El salario base puede llegar a encontrarse en unos 1.100 euros. Rosa Caramés recuerda que, aunque ella no pertenezca a dicho grupo, los más jóvenes sufren una mayor precariedad, “con contratos de muy pocas horas por las que se paga muy poco, a pesar de que el tiempo de preparación de las clases sigue siendo el mismo. La docencia se concentra en poco tiempo para ahorrar presupuesto”.
6. El sistema educativo "marketinizado": el estudiante siempre tiene la razón
Existe cierto consenso entre los profesores en señalar que el alumno ha pasado de ser un estudiante a convertirse en un cliente, algo en consonancia con la tendencia privatizadora del sistema universitario. Ello obliga a que el docente redefina sus tareas y se vea obligado a reinterpretar su labor, lo que en opinión de Rosa Caramés, da lugar a una relación “un tanto viciada”. “Todas las cosas materiales e inmateriales tienen un precio y un valor, que no tienen por qué coincidir”, explica la socióloga. “No se entiende que los conocimientos y su proceso de adquisición es un proceso mutuo. Como todo se ha mercantilizado, lo único que parece sustentar la relación entre profesor y alumno es el precio de la matrícula”. 
Uno de los factores novedosos es que el profesor se tiene que poner al servicio del alumno, algo que antes no se entendía así
Como señalaba el filósofo José Luis Pardo en 2008, “todo comenzó con la sustitución de las “asignaturas” por “créditos”. Piñuel lo interpreta como una liberación del estudiante de las cadenas que el sistema feudal le había impuesto. “Uno de los factores novedosos es que el profesor se tiene que poner al servicio del alumno, algo que antes no se entendía así, sino que se ponía énfasis en el profesorado. El alumno ha evolucionado a ser alguien que tiene derechos, que puede exigir, que puede pensar y reclamar”. Algo a priori positivo pero de lo que, sin embargo, el profesor no parece haberse beneficiado: “Precisamente, el burnout en el profesor genera situaciones de maltrato hacia los alumnos impropia de este tiempo, como arrogancia, prepotencia...”
7. La investigación, ¿sirve para algo?
En el año 2013, la comunidad científica se vio sacudida después de que el Premio Nobel Randy Schekman denunciase que el factor de impacto de las revistas –es decir, la puntuación recibida por cada publicación sobre el número de veces que sus artículos son citados– vicia la investigación, y crea burbujas en torno a determinados temas. Algo semejante ocurre con el funcionamiento de los diferentes departamentos de investigación, que se centran exclusivamente en aquellos temas que les pueden dar una mayor visibilidad, despreciando aquello que no está de moda. 
Una parte importante de los ingresos de los departamentos dependen de la productividad de los miembros
La máquina de la producción científica no puede pararse. Como recuerda Pablo, en países como Inglaterra, “una parte importante de los ingresos de los departamentos se los juegan con la productividad de los miembros. Es decir, si un profesor se pasa tres años sin publicar un artículo de prestigio o sin conseguir un proyecto de investigación, baja los promedios del departamento y este pierde dinero”. No obstante, se trata de una situación que afecta más en el extranjero que en nuestro país. “Un profesor titular (y conozco no a uno o a dos, sino a muchos) puede tirarse, no tres años, sino toda una vida sin dar un palo al agua, excepto prepararse sus horas de clase semanales, corregir exámenes y punto”, explica el profesor.
8. Sentimiento de inutilidad
En una reciente investigación llamada It’s a Bittersweet Symphony, This Life: Fragile Academic Selves, el profesor de gestión de las organizaciones de la Universidad de Lancaster David Knights, tras analizar los problemas de identidad entre el cuerpo lectivo inglés, llegó a la conclusión de que la mayor parte de sentimientos de los profesores hacia sus centros estaban marcados por la ambivalencia. Por una parte, porque su idea del mundo académico estaba marcada por la pasión, por el entusiasmo y por unas elevadas expectativas. Pero, al mismo tiempo, estas se encontraban matizadas por una agria sensación de que muchas de sus aspiraciones parecían “irrealizables, si no irreales”. 
Así como periódicamente hacemos una revisión de nuestro vehículos, deberíamos hacer la ITV psicológica de los profesores
“Los que tenemos más vocaciones de hacer cosas nos vamos desgastando”, afirma Pablo. “Muchos de estos profesores que sólo hacen docencia en realidad no tienen interés en nada y por eso no investigan, lo único que les apetece es leerse el periódico, hablar por teléfono y tomar cafés”. Es la última etapa de un proceso que erosiona poco a poco las ilusiones privilegias y que, como recuerda Piñuel, aparece mucho antes que en otras profesiones. “Si bien la respuesta a nivel institucional a sus esfuerzos no alcanzaba el reconocimiento jerárquico, social o por parte de los compañeros, la dulzura de una carrera potencialmente estimada y una identidad reconocida de manera pública disparó sus esfuerzos”, concluía el estudio sobre esos frustrados, pero ilusionados, profesores.
“Así como periódicamente hacemos una revisión de nuestro vehículo, deberíamos hacer la ITV psicológica de los profesores”, concluye Piñuel. “Tenemos entre nuestras manos el mejor capital simbólico del país”. No se trata únicamente de preservar la calidad de vida de los docentes, sino también, de evitar que el alumnado sea la última víctima de un sistema desencantado y cada vez más oprimido.
Tomado de: https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2019-01-24/males-profesor-universitario-trabajos-toxicos_156018/ 
¿Cuál de los anteriores "males" le es familiar y qué haría para contrarrestarlo? 

viernes, 8 de marzo de 2019

Diálogos inspiradores entorno a la Cultura Digital



Si entendemos la Cultura Digital como esos hábitos que vamos desarrollando frente a las Tecnologías de la Información y Comunicación y que hacen que nos reconozcamos como sujetos en un mundo cada vez más conectado, es primordial comprender las relaciones que tejen los ciudadanos frentes a las nuevas prácticas, dispositivos e interacciones digitales.

Por lo anterior, y en aras de abrir espacios que posibiliten diálogos inspiradores en torno la Cultura Digital, el próximo jueves 21 de marzo de 10:00 a 12:00 p.m. tendremos en el Centro de Innovación Saber Digital de la Secretaria de Educación de Bogotá, a Mónica María Bermúdez Ph.D quien nos presentará los hallazgos de su tesis doctoral titulada: Entre escrituras y expresiones de subjetivación política juvenil en espacios digitales” A continuación una provocación:

Los jóvenes encuentran, por ejemplo, en Facebook y WhatsApp, un lugar para compartir e interactuar usando distintas comunicaciones escritas, las cuales se anudan al interés subjetivo, a las representaciones que tienen sobre la vida, las cuales se socializan espaciadas por momentos y no son continuas sino esporádicas, pequeñas y afines a un estado de ánimo y a un deseo de sí. No dejan de reconocer que escribir en medio de una audiencia tan amplia como lo es Facebook genera movimientos interiores que incitan a decir, exponer y a experienciar con palabras escritas. Es un juego político que se origina en lo singular y va a lo grupal, luego se devuelve al individuo y comienza de nuevo a dialogar con lo común y con lo grupal. Además, los jóvenes valoran especialmente la sensación de libertad al expresarse o escribir; es una forma de salir de sí mismos para incorporarse a un ámbito social digital y ver cómo la presencia de los otros emerge como posibilidad de ser un nosotros.”


Más información e inscripciones aquí

martes, 10 de abril de 2018

La falacia de los nativos digitales



El pasado sábado 7 de abril fui invitado por la Universidad Cooperativa de Colombia (Sede Bogotá) a disertar sobre un tema que aún no hemos superado; y es el de los denominados “Nativos Digitales”. Y digo no hemos superado porque aún se escucha en discursos políticos y académicos que los jóvenes por haber nacido cuando las tecnologías digitales ya estaban desarrolladas saben utilizarlas. Esto es como pensar que hoy en día nadie necesitará aprender a manejar un vehículo.

Y es que el término "nativo digital" fue acuñado en 2001 por Marc Prensky para definir a esos jóvenes que crecieron rodeados y utilizando computadores, teléfonos celulares y otras herramientas digitales, y a nosotros que no nacimos rodeados de tecnologías fuimos denominados como “inmigrantes digitales”.

A partir de esta postura inicie mi disertación presentando el contexto de cómo está el panorama digital hoy en día. Allí resalté apoyado en fuentes confiables aspectos como: el número de teléfonos celulares ya sobrepasaron la población en el mundo, que los jóvenes en Estados Unidos pasan 18 horas inmersos en medios de comunicaciones y qué en Colombia el 79% de los jóvenes entre 16 y 24 años consideran Internet como algo muy importante en sus vidas.

Estas cifras sin duda nos ponen en un nuevo contexto y nos retan a los que trabajamos en educación a repensarnos nuestra labor. Ya que no hay duda que hoy en día existe un choque entre las formas de enseñar y aprender. Mientras los docentes seguimos enseñando con metodologías jerárquicas, con recursos tradicionales, en espacios rígidos y desconectados de la Cultura Digital, los jóvenes son ubicuos, hiperconectados, aprenden con dispositivos móviles y en ambientes des-estructurados.

En este contexto totalmente cambiante propuse como parte de la discusión de los “nativos digitales” reflexionar desde la educación sobre los siguientes tres retos:

Reto 1: Conocer cómo aprenden los jóvenes: Aquí resalté la necesidad de comprender los nuevos estilos, ritmos y mecanismos con qué aprenden hoy los jóvenes; resalté la postura de Connie Yowell cuando afirma que ““Es la primera vez que la educación nos pide que preparemos personas para un mundo que no encontrarán” y su teoría cuando afirma que los jóvenes aprenden cuando:
  •         Les interesa un tema.
  •          Encuentran personas que comparten la misma inquietud.
  •          Cuando el aprendizaje les sirve para algo.
Reto 2: Entender cómo se relacionan los jóvenes con las tecnologías: En este segundo reto planteamos la necesidad de entender como los jóvenes están construyendo su identidad a partir de las tecnologías digitales y reflexionar que las competencias digitales no se adquieren por contagio sino son producto de todo un proceso de formación.

Reto 3: Conocer las tendencias tecnológicas que impactan la educación: Finalmente propusimos la necesidad que los docentes se conecten con la Cultura Digital y aprovechen tecnologías de vanguardia para empoderar a los jóvenes de hoy; que indaguen que beneficios trae para la educación el bigdata, la inteligencia artificial, el blockchaim, entre otras tecnologías.

En conclusión dejamos un último mensaje y es que necesitamos docentes que le den sentido a las tecnologías, que vean en ellas maneras de resignificar la enseñanza y propiciar espacios para empoderar los jóvenes con estos recursos digitales que hoy en  día confluyen en la educación